¿Te gusta conducir?
Menudo tópico la manida frase del anuncio, ¿verdad? ¡Pues claro!, me dirás. A mi también, pero lo cierto es que raramente me sucede porque raramente se dan las circunstancias. Si me dices que sí, yo te pregunto ¿cuándo?
Conduzco mucho, demasiado. Hasta 120.000 kilómetros al año. Tanto, que me gustaría estar muchas menos horas en el coche. Sólo unas pocas veces me merece la pena ir en ese artefacto maravilloso, en tanto en cuanto te permite llegar a donde desees cuando desees. Cuando la libertad individual se funde con la móvil, es maravilloso. Cuando se convierte en una obligación constante y permanente, sujeta además a la amenaza permanente de los demás o de la autoridad, y sobre todo del reloj, es una ruina mental. Al menos para mi. Tic, tac, tic, tac…
Pero a veces, pocas, suceden cosas maravillosas. Y entonces uno pasa de sentirse hastiado a sentirse un privilegiado. Yo no siento mucho placer por tomar tal o cual curva de forma perfecta. Eso me sucede menos del 0,1% del tiempo que voy al volante.
Pero el coche es un escaparate abierto a la naturaleza. Y yo, que casi siempre voy dentro de un coche, prometo ir siempre con una cámara dentro para contarte esas cosas que suceden poco pero que precisamente por eso merece la pena vivir a bordo. Como en estas raras ocasiones, que aquí abajo te presento. Cuando me encargaron el guión y la realización de ese engendro para millonarios de mal gusto llamado AD Tramontana, se me ocurrió buscar un dato, y sobre él pivotó la idea del anuncio: Las carreteras horadan menos del 1% de la superficie del planeta, aproximadamente el 0,7%. Las carreteras son algo poco común, extraordinario en un mundo lo suficientemente grande todavía para perderse y alejarse, aunque no para desaparecer.
Supongo que si lo bueno pasara siempre, dejaría de ser bueno. Lo agradable, intuyo, es etimológicamente incompatible con la abundancia. Lo agradable y abundante acaba siendo empalagoso, nos hace bajar la guardia y nos adocena. Ceba de material adiposo los sentidos y el cerebro. Así que entre la triste realidad y vivir una farsa, los que saben pensar dicen que existe el estoicismo.
Estoicismo, yo te invoco como ¿único? camino de en medio.
Nieve y niebla de primavera
Hacia la tormenta
Tras la tormenta
Me gusta mucho mezclar el sonido de la radio con la música. Los vídeos son míos. La música, un fragmento de Brian Eno en el primer caso, Diatonis en el segundo, Lucinda Williams en el tercero.
sábado, 24 marzo 2012 a las 17:51
Bonitos vídeos y preciosa música. No todo es ir derrapando de curva a curva.Hace bastantes años, conduciendo mi primer M-3, un amanecer llegando a Córdoba, el «Bolero de Ravel» sonando en armonía con el nacimiento del nuevo día. Momento mágico que recuerdo y disfruto de nuevo junto a esta publicación.
martes, 27 marzo 2012 a las 20:12
Gracias Abuelete, Vd. también es un bálsamo con sus textos.
jueves, 29 marzo 2012 a las 19:33
RECOMENDACIÓN IMPORTANTE A LOS LECTORES DE ESTE BLOG.Si pinchais dentro del 2º vídeo donde dice:from T-10Plus,enlazareis con una serie de vídeos entre los cuales destaca el nº13 de Santiago Latorre. Es un viaje de la cámara por la ciudad de San Francisco, una semana antes de su destrucción por el terremoto de 1906.Son imágenes de una perfección que sorprende , auténtica muestra de lo que era la vida de las ciudades americanas a comienzos del siglo XX,un caos fascinante donde aún se mezclan el Far-West y el futuro.No os lo perdáis.De nada.
domingo, 15 abril 2012 a las 20:32
Hola Abuelete. Nada más comentarle que el vídeo es un proyecto mío para Santiago Latorre, y que su discográfica ha tenido a bien distribuirlo por todo el mundo. T-10 es el nombre de mi productora.
Lo he tomado de un archivo público californiano que contiene auténticas joyas. Me quedé fascinado con el plano-secuencia, que es muy famoso en los círculos archivísticos cinematográficos, y lo tomé para realizar el vídeo. Los anglosajones le llaman a esto «videomashup», es decir, superponer música contemporánea con imágenes de archivo. Si alguien quiere más información sobre el proyecto no tiene mas que preguntar.
Un cordial saludo,
JF Calero.