Alpine contra Alpine y Alonso contra Alonso
Imagina lo compleja que es la Fórmula 1. Cuánta complejidad crees que entraña el desarrollo de un monoplaza de Fórmula 1. ¿Lo has pensado bien?
Bueno, pues con todo lo complicado que has imaginado… te sigues quedando corto.
Las tres temporadas que tuve ocasión de involucrarme dentro del Gran Circo de la Fórmula 1 (1997, 1998 y 1999) me sirvieron para darme cuenta de que no sabemos nada y tan solo me quedaron claras unas cuantas cosas.
En Fórmula 1 no hay amigos (tan solo intereses), la falsedad, el engaño y el “postureo” permanente que se vive en el “paddock” únicamente se olvidan cuando los coches salen a pista, la tensión de la competición se mantiene 24 horas al día durante los 365 días del año, los equipos nos cuentan lo que quieren y la complejidad de la Fórmula 1 es infinita.
Con estas pocas lecciones aprendidas, intento imaginar lo que está pasando ahora por las cabezas pensantes del equipo Alpine y también por la mente de su piloto estrella, el doble campeón del mundo, Fernando Alonso.
Tras un final de temporada 2020 más que prometedor, Renault decidió dar el paso a su marca “premium” Alpine como representante de la máxima especialidad automovilística en 2021 (el mismo equipo con distinto nombre).
La apuesta de volver a la senda de la victoria exigía el fichaje de un piloto especial y ese sería Fernando Alonso, el único que ha conseguido colocar en las vitrinas de Renault dos títulos de campeones de pilotos y constructores en Fórmula 1 (2005 y 2006).
El nuevo reencuentro no podía ser más ilusionante y, ni la marca francesa, ni el piloto español, escatimaban esfuerzos y trabajo para llegar a la primera carrera lo mejor compenetrados posible (tras las dos temporadas de Alonso fuera de la F1).
Pero las cosas en la Fórmula 1 no siempre acaban resultando tan idílicas como querrían las partes implicadas y las dificultades de Alpine y Alonso se han puesto de manifiesto desde las primeras carreras de la nueva temporada 2021 (esperemos no revivir un nuevo episodio como el de la vuelta de Alonso a McLaren).
Dificultades para Alpine, porque no acaban de encontrar la línea de trabajo adecuada para colocar sus coches en la lucha por el podio (algo que sí consiguieron en Renault durante la pasada temporada 2020).
Y dificultades para Fernando Alonso, que ve cómo su compañero de equipo, Esteban Ocon, le está “mojando la oreja” una carrera sí y otra también.
La dificultad en Alpine viene añadida porque se han quedado completamente solos en la evolución de sus coches, al ser los únicos que montan el motor Renault V6 Turbo E-Tech 21 en sus monoplazas (tras el cambio de McLaren a Mercedes en 2021).
Cuando trabajas con otros equipos que llevan tu misma unidad de potencia, el intercambio de información y el mayor número de referencias comparativas te permite evolucionar tu propio coche con mayor rapidez. Es más fácil valorar si las virtudes o las carencias de tu monoplaza están más enfocadas en el motor o en el chasis (entendiendo chasis y aerodinámica), para establecer así una línea de trabajo adecuada.
Además, el empleo de la misma unidad de potencia por parte de varios equipos acelera el desarrollo de las mejoras introducidas en potencia y fiabilidad, al poder probar los componentes en un mayor número de ocasiones.
Así pues, las dificultades añadidas que tiene el equipo Alpine para mejorar sus monoplazas (el nuevo Alpine-Renault A521 es una evolución del Renault RS20 de 2020) afecta directamente a las prestaciones de los pilotos, cuya experiencia y sensibilidad al volante también incide en la evolución y mejora de los monoplazas.
Y, quizá, todo esto, esté afectando directamente en las discretas actuaciones de Fernando Alonso en lo que llevamos de temporada 2021, con cinco Grandes Premios disputados en los que su compañero, Esteban Ocon, se ha mostrado claramente más rápido y compenetrado con su coche (Ocon pilota para Renault desde la temporada 2020).
En estas cinco pruebas, Alonso ha sido casi siempre superado por Ocon en entrenamientos y en carrera, más veces de lo esperado por la afición, por el propio Alonso y también por el equipo.
La conocida “magia” de Fernando Alonso no acaba de aparecer y el mismo piloto debe estar preocupado, a pesar de mostrar enormes dosis de optimismo en sus entrevistas.
Pero también tengo claro una cosa. Mi experiencia (como periodista especializado y también como piloto) me dice que los pilotos que ayer fueron buenos hoy no pueden ser malos, que aquellos que brillaron con su pilotaje en carreras anteriores no pierden el brillo unos días después.
Estoy seguro de que la “magia” de Alonso sigue existiendo, aunque la línea de trabajo realizada junto a sus ingenieros requiere todavía de un mayor tiempo para salir de los pequeños laberintos con los que se encuentran en cada circuito.
La capacidad de adaptación del piloto asturiano a sus coches ha sido siempre sorprendente, pero Alonso no acaba de encontrar en su monoplaza la manera de extraer todo el potencial que tiene y que Ocon parece emplear en mayor medida.
Con todo esto, Fernando Alonso lucha contra sí mismo para encontrar esas décimas que le siguen faltando para batir a Esteban Ocon, ese pequeño margen de tiempo que siempre marca el piloto sobre el coche y que deben atormentar al español cada vez que se ve por detrás de su joven compañero, el primero que ha sido capaz de batirle en pista de manera evidente.
No obstante, la experiencia nos dice también que las nuevas generaciones vienen pisando muy fuerte, traen un nivel de ambición diferente, ganas de demostrar su valía y un físico cada vez más poderoso. Ley de vida.
Y Esteban Ocon ya demostró su extraordinaria velocidad cuando llegó a Force India, desafiando en muchos circuitos a su entonces compañero, Sergio Pérez (ahora en Red Bull).
Ahora, en este momento de la temporada, Alpine se encuentra luchando contra sí misma para mejorar su coche, con un Fernando Alonso que parece perdido y lucha también contra sí mismo para identificar dónde puede encontrar esas décimas escondidas que su compañero sí consigue rebajar con el mismo monoplaza.
Pero no desesperes, porque la genialidad de Alonso sigue existiendo. Solo necesita sintonizar el mismo canal con su coche para volver a sorprender a todos con carreras llenas de magia.