Decíamos ayer… (Bienvenida a Antonio Boto)
Puede parecer una pedantería comenzar recordando la famosa frase de Fray Luis de León al regresar a su cátedra salmantina, después de cinco años preso de la “Santa Inquisición” en pleno siglo XVI.
Desde luego, Fray Luis no les habló de coches a sus discípulos, ni yo pretendo impartir doctrina a los lectores de Autolimite. Pero no encuentro frase mejor para explicar mi reencuentro con Antonio Boto.
No han sido cinco, sino treinta y tantos años los transcurridos desde aquellos días del Pub Seis Peniques de Madrid, en donde, alrededor de un buen “Irish coffee”, pilotos, copilotos, preparadores, asistencias y afición, compartíamos amistad, ilusiones, ganas de triunfar y vivir, cada uno en lo suyo y todos, y casi todo, en torno a las “carreras de coches”.
Treinta y tantos años no es nada si, un día, entras en Facebook, reconoces un nombre, Antonio Boto, le envías un mensaje temiendo no ser recordado y, a vuelta de correo (electrónico, por supuesto), te encuentras hablando con tu amigo. Decíamos ayer…
En 1976, cuando le conocí, Antonio era un chaval al que recuerdo vivaz, apasionado en su determinación de abrirse camino en el mundo de la competición, copilotando ya a gente que iban muy rápido en cualquier terreno y circunstancia.
Él lo explica mejor que nadie en su primera entrada, “En el bacquet de la derecha”, un espacio que Autolimite pone a su entera disposición, sabiendo que es un privilegio y un honor poder contar con los relatos, la experiencia y la generosidad de Antonio Boto.
Seguidor de los deportes del motor desde aquel “I Gran Premio de Madrid de Fórmula 2 de 1949”, que significó para mí el nacimiento de una afición que aún dura, hay algo que solo comprendí cuando intensifiqué mi contacto con copilotos como Antonio Boto, César Argenta, Begoña Kaibel, Fernando Pardo, Vicente García ”Vivi”, Manolo Barbeito… Aquello era generosidad, inmensa generosidad…
Hay que ser tremendamente generoso (aparte de otros atributos) para encerrarse durante días y noches enteras con un compañero para el que vas a ir tomando notas tan minuciosas como para llegar a conocer en cada tramo todas las señales, todos los rasantes y cunetas, memorizando piedras, distinguiendo árboles solitarios por el número de sus ramas, calibrando los centímetros de margen que te concede cada precipicio, siempre al borde del “crash”.
Hay que ser tremendamente capaz para sintetizar todo eso y llevarlo a un cuaderno con signos y palabras de un lenguaje incomprensible para todo el mundo, excepto para tu “señorito” y ser tan inteligente que se las puedas ir cantando, con dos o tres curvas de antelación, sin verlas, todas esas “miguitas” del cuento de Pulgarcito que os llevarán milagrosamente hasta el último control, la Meta. Y todo ello… deprisa, muy deprisa.
Han pasado muchos años, tantos que algunos se quedaron por el camino, pero es una inmensa alegría este reencuentro con Antonio y con otros muchos a los que ahora podemos seguir, viéndoles participar como actores importantísimos de esa maravilla en que se han convertido las pruebas y campeonatos para Vehículos Históricos. Es una manera de renacer, demostrar que, bajo las inevitables arrugas de sus rostros, el corazón late deprisa y los ojos brillan como antaño.
Hoy es un día importante para Autolimite y especialmente para mí. Había un déficit de contenido en un apartado de los más atractivos y apasionantes del mundo del motor que, hoy, empieza a completarse con la valiosa aportación de Antonio.
Me siento mucho más acompañado en este viaje/aventura en el que cabalgaremos juntos. Esto no es un Western crepuscular. Somos dos jóvenes veteranos, siempre a lomos de internet, unas veces en nuestro blog, otras en Facebook y siempre deseando compartir con vosotros recuerdos y emociones. Con Antonio Boto “en el bacquet de la derecha”, el “Abuelete del M3” sueña, sabiendo que tiene “mucha carretera por delante”.
lunes, 9 julio 2012 a las 20:01
Me ha emocionado esa descripción de la labor de un buen copiloto. Antonio es una figura del deporte español, pero he podido comprobar que aun es mejor persona que copiloto.
lunes, 9 julio 2012 a las 20:20
Hola Pablo,no podía ser de otra manera,las personas de calidad no cambian con el paso del tiempo (si acaso, mejoran) y Antonio Boto no es una excepción, le conocí en los años 70 y acabo de reencontrarle casi 40 años después siendo el mismo . Para mi ha sido una gran satisfacción poder ofrecerle este espacio en autolimite y un honor que lo haya aceptado Todo lo demás es cuestión de «epidermis», mostrar un poco de sensibilidad para reconocer su mérito. Un cordial saludo y aquí nos tienes a los dos cabalgando juntos y agradeciendo tus palabras.
martes, 10 julio 2012 a las 8:23
Muchísimas gracias Víctor, por esa extraordinaria bienvenida que me brindas. Espero no defraudar a nadie con mis relatos y a la vez hacer de Autolimite una referencia fundamental para todos los amantes del automovilismo en todas sus facetas.
También agradecer a Pablo el concepto que tiene sobre mí
Un fuerte abrazo para ambos.
jueves, 8 noviembre 2012 a las 11:23
¿Recuerdas aquel Salymar año 1975, en el que ibas de copi con Mario Santamaria, en un 1430 grupo 2, preparado por Calixto Moreno?