Hamilton sin discusión. GP de Hungría 2012

Hungaroring es un circuito un poco “fuera de norma”. Anticipándose a la caída del “Telón de Acero”, los húngaros, al construirlo, dieron un salto cualitativo importante en su apuesta por Occidente. Además de estrecho, su configuración no es la más propicia para hacerle escenario de batallas espectaculares y, sin embargo, en él han ocurrido cosas que Fernando Alonso jamás podrá olvidar.

En un fin de semana de Agosto de 2003, fue el primer español capaz de marcarse una “pole” en el Mundial de Fórmula 1 y ganar su primer Gran Premio. Fue en Hungaroring donde, en 2006, después de una remontada feroz bajo la lluvia, líder de la prueba, el asturiano tuvo su primer encuentro con “el tuercas”, creándole una situación en la que Michael Schumacher se acercó tan peligrosamente como para llegar a cuestionar la superioridad de Alonso en su pelea por el segundo título.

Finalmente, en 2007, el circuito magyar fue el escenario donde se representó la disputa interna del equipo McLaren con varios episodios que dejaban claro que, en un corral con dos gallos de pelea, no sería posible la paz.

Tampoco para Felipe Massa este es un lugar agradable. Aquella tuerca (siempre una tuerca) que dicen voló del coche de Barrichello dejó sin alas a su compatriota y quizás por ello no volvió a levantar el vuelo desde entonces.

Este fin de semana ha tenido un solo color, el brillo de plata de ese afiladísimo sable en que los técnicos de McLaren han convertido las armas de sus dos aspirantes a caballeros del Imperio Británico, en este tiempo de Olimpiadas en el Londres 2012.

Estuvo claro desde el primer momento de los entrenamientos libres que Lewis Hamilton venía a por todos los honores y tenía la herramienta para conseguirlo. Todos los demás bailarían al ritmo que él mismo quisiera marcar.

En Ferrari, o se duermen en los laureles o, a pesar de sus promesas, desperdician el tiempo confeccionando la tarta con la que celebrar el cumpleaños de Fernando Alonso. Esta vez, la tarta tenía demasiado “amaretto”, ese licor con cierto regusto amargo que a unos chifla y a otros repele, aunque el resultado final no haya resultado excesivamente desagradable.

Se vio enseguida que el podio no vestiría de rojo en esta ocasión y la consigna fue, a partir del primer momento, “minimizar daños”.

Después de 69 vueltas bajo el sol de los cíngaros, que el invocado “Dios de la Lluvia” no quiso en ningún momento ocultar, el pronóstico se ha cumplido, Hamilton parecía el mejor y ha resultado ser el mejor.

Hamilton y McLaren han sabido gestionar todos los tiempos de la carrera hasta lograr una victoria incontestable y únicamente los dos Lotus-Renault, segundo Räikkönen y tercero Grosjean, han estado a sus espaldas, recordándole que no viajaba solo. Los Red Bull no han podido sacar partido de la galbana del “Cavallino” y Fernando Alonso se ha tomado su ración de tarta cumpleañera sabiendo que, lo que le ha quitado Vettel, llegando cuarto, se lo ha reintegrado Webber con creces, al entrar en octava posición, tres por detrás del quinto puesto de Alonso en la meta.

Quizás, el mejor regalo de todos para Alonso, sea disfrutar de un mes largo de vacaciones con 164 puntos en la cartera, cuando sus más inmediatos perseguidores solo contarán 124 (Webber), 122 (Vettel), 117 (Hamilton) y 116 (Räikkönen).

Puede parecer mucha ventaja pero, conociendo al asturiano, seguro que ya habrá pedido  reserva en algún “albergo” próximo a Maranello para vigilar que nadie se entregue al tópico “dolce far niente”, tan querido del “ferragosto” italiano.

Con Septiembre llegarán Spa, Monza y Singapur, pero eso será otra historia.