Estocada a las matemáticas en el GP de Bélgica 2012

Cinco semanas sin Fórmula 1 es tiempo suficiente para el descanso, la reflexión y las matemáticas. Después del G.P. de Hungría, con todo aún por decidir, la ventaja de 42 puntos con que Fernando Alonso comenzaba sus vacaciones podría parecer un abismo sideral para sus rivales, conociendo la capacidad del asturiano para gobernar cualquier situación.

Hemos de pensar que, a Juan Manuel Fangio, le bastaron un total de 31 puntos y una ventaja de 6 sobre Alberto Ascari para alzarse con su primer título en el Campeonato de 1951.

Pero entonces, además de repartirse únicamente 8, 6, 4, 3, 2 puntos para los cinco primeros y 1 punto por la vuelta rápida, eran suficientes cuatro tardes inspiradas para ganar el título mundial, pues  solamente se contabilizaban los cuatro mejores resultados de un calendario que comprendía únicamente 8 carreras puntuables.

Una de ellas, imprescindible, era Spa-Francorchamps, que se disputaba en la lluviosa primavera belga. Ahora, a las puertas del otoño 2012 y con nueve pruebas aún por disputar, la lluvia tampoco ha faltado a su cita, pero una predicción de tiempo soleado para “la hora de la verdad” convirtió la primera jornada de libres en un momento ideal para el intercambio de “twits” y nostalgias vacacionales.

A juzgar por los resultados de la Q3 habría que pensar que, excepto Button (1º) y Räikkönen (3º), el resto de los gallos estaban aún desperezándose, ¿o eran sus equipos? Como consecuencia de ello, varios “polluelos”, todos con afiladas crestas, se colocaban en las primeras filas de la parrilla: Kobayashi 2º, Maldonado 3º (relegado al 6º lugar por obstruir a Hülkenberg en su vuelta de clasificación) y Sergio Pérez 4º, precedían o rodeaban al Ferrari de Alonso que partía en 5º lugar, sin saber lo que se la vendría encima instantes después.

Aunque todos son mayorcitos para saber a lo que están jugando, hay algunos más traviesos o menos conscientes que otros y Maldonado se adelantó al semáforo de una forma tan descarada que a punto estuvo de colocarse líder en los primeros 50 metros, ante la mirada incrédula de Charlie Whiting, director de carrera.

El otro que no escarmienta, Grosjean, empujó con su Lotus-Renault e ímpetu de “afilador” al McLaren de Lewis Hamilton, éste al Ferrari de Fernando Alonso y, de rebote, al Sauber de Sergio Pérez, organizando en la primera frenada una “montonera” de monoplazas, confusión y restos de fibra de carbono esparcidos por toda la curva.

Afortunadamente, los cuatro siniestrados han salido sin consecuencias físicas destacables, pero Alonso, además del Lotus-Renault sobre su cabeza, ha visto cómo volaban 25 puntos que podrían haber ido a parar al lugar menos deseable al final de las 44 vueltas prohibidas para él.

En esta excitante y atípica temporada en la que el líder provisional del campeonato cabalga sobre un “cavallino rampante” solo a ratos, en el que ”las burbujas” ya no son lo que eran, las “Flechas de plata” de Mercedes aparecen y desaparecen del campo de batalla y los brillantes “Sables de plata” de McLaren unos días parecen afilados como katanas y otros ni pinchan ni cortan, el que suscribe, observa con atención todo el espectáculo sabiendo que puede ocurrir de todo, aunque en este Gran Premio de Bélgica, después del “desparrame” inicial y retirado el “Safety Car” no se hayan producido más que pequeñas escaramuzas.

Jenson Button ganador, sable en ristre de principio a fin, no hubo de ensartar a nadie, pues nadie le podía seguir. Esta vez la batalla de las Ardenas no ha tenido ningún tinte épico. Sebastian Vettel, con un coche falto de velocidad en las rectas más largas, ha finalizado segundo tras remontar muchas posiciones y arriesgar en los adelantamientos (partía décimo en parrilla), desplegando junto al vencedor la arriesgada táctica de ir con los Pirelli a una sola parada, que le han dado los segundos que su coche le negaba subiendo y bajando por el “carrusel” interminable de este verde infierno belga de Spa.

Kimi Räikkönen, aun terminando tercero, no acaba de convencernos de que ha vuelto para ganar, mientras que Hülkenberg deleitaba al equipo Force India y sus fans con un excelente cuarto puesto. Felipe Massa, quinto, continúa en su laberinto habitual, intentando en el último momento de convencerse y convencernos de que otra temporada en Ferrari es posible, cuando todo apunta a que la siguiente carrera, en Monza, le alcance su destino. Webber ha sido sexto y Schumacher, disputando su Gran Premio número 300, cerraba la lista de notoriedades con su séptima plaza.

Los comisarios de la FIA han ido dejando trabajo pendiente para después de la carrera y finalmente han señalado a Grosjean como culpable único del estropicio inicial en la salida, castigándole con la exclusión del próximo G.P. de Italia y 50 mil euros de multa que parecen pocos para reparar tanta “chapa”. Maldonado también se ha llevado lo suyo para Monza: cinco puestos en la parrilla por adelantarse en la salida de Spa y otros cinco puestos más por causar una colisión con Glock en el transcurso de las primeras vueltas.

Fernando Alonso, principal perjudicado, sale relativamente indemne de lo que podía haber sido un verdadero desastre y mantiene una diferencia de 24 puntos respecto a Vettel, su perseguidor ahora, y 32 sobre Webber. ¿Suficiente? ¿Engañosa? Ventaja al fin, ya la quisiera haber tenido Juan Manuel Fangio hace más de medio siglo, con Monza en el horizonte…