Terremoto Vettel. GP de Japón 2012
Eran muchos los que esperaban milagro por parte de Alonso y se han encontrado terremoto. Ha debido ser muy traumático ver la imagen del Ferrari envuelta en decepcionante polvareda al llegar a la primera curva de Suzuka. Esa curva a derechas sobre la que, a lo largo de la historia del circuito, se han producido disputas, ajustes de cuentas y algún terremoto para la clasificación en más de un campeonato.
Es fácil imaginar a Fernando Alonso apoyado en el muro, viendo pasar a su máximo rival paseándose al ritmo que le haya apetecido en cada momento de la carrera, sin entender muy bien cómo se pueden fundir más de 50 puntos en cuatro pruebas.
Pero así es la Fórmula 1 y así continuará siendo. Lo que en el intermedio veraniego podía parecer una ventaja casi insuperable para sus perseguidores, se ha resquebrajado como esos edificios aparentemente sólidos, que se agrietan sin saber si aguantarán la próxima sacudida.
No deseo abusar de símiles catastróficos, pero no encuentro muchas alternativas a lo ocurrido esta misma semana desde que llegamos a Suzuka. Movimientos sísmicos en la base de un equipo, McLaren, que ve alejarse a Hamilton, su piloto franquicia, para recalar en Mercedes, desplazando de su pedestal a Michael Schumacher, un dios sobre el que se abate la duda de si su descenso del Olimpo fue simplemente un asunto monetario.
Todo ello ha producido una revolución anímica que se ha reflejado de distinta manera en cada uno de los afectados. Cuando en las pruebas anteriores parecía ser Hamilton el que disponía del mejor arma (otra cosa son los resultados), en la calificación de Suzuka parece no haber encontrado el “set up” adecuado y se hundía hasta el noveno lugar de la parrilla, por detrás de Button, que a pesar de lograr el tercer mejor tiempo ha tenido que salir octavo, al ser penalizado con cinco posiciones por cambiar la caja de cambios de su McLaren.
Kobayashi, jugando “en casa”, ha salido desde una sorprendente tercera posición; cuarto, Grosjean, quinto, Sergio Pérez, feliz por su entrada en McLaren y sexto, Alonso, desafortunado en cualquier momento del fin de semana, precisamente cuando más necesitaba la fortuna. Nueva “pole” indiscutible de Sebastian Vettel, secundado por Webber, demostrando que en Red Bull abundan el talento y las ganas de trabajar para corregir flaquezas y vencer convenciendo.
Poca historia puede tener una carrera que se decanta, apenas comenzada, al llegar a la primera curva de la primera vuelta. Fernando Alonso, obligado por las circunstancias, busca huecos y, cuando parece haber ganado alguna posición trazando esa primera curva por el exterior, nota una breve sacudida en la parte trasera de su Ferrari y se encuentra envuelto en el polvo de la derrota. Su coche está pinchado y un trompo lo deja atravesado en medio de la pista. Es el riesgo de tener que vivir al filo de lo imposible para ganar.
En la misma curva, además de Alonso, también queda fuera de carrera el Mercedes de Rosberg y sometido a investigación algún movimiento de los acostumbrados por Grosjean, que afecta a Webber y le penaliza con un “stop & go” de 10 segundos. También anda Bruno Senna en la movida.
Por delante, todo es placidez para Vettel, que demuestra tener un ritmo que le permite distanciarse de los que van detrás. No podemos decir perseguidores, porque sería inexacto.
En la vuelta 14 comienzan las entradas para cambio de neumáticos y, en la 20, nos encontramos a Felipe Massa siguiendo a distancia al líder, cuajando, por fin, una carrera digna de un piloto que parecía haber renunciado a sus ambiciones y quizá a su futuro dentro de Ferrari. Lástima que no haya reaccionado mucho antes, cuando podría haber sido determinante ayudando a su compañero y a su equipo. Aún está a tiempo con cinco carreras por delante.
Sergio Pérez se queda fuera de la pista en el giro 21, en un intento de adelantamiento, y todo queda visto para sentencia ya a mitad de carrera.
En las vueltas finales, Vettel sigue arriesgando aún, de forma innecesaria. Lograr vuelta tras vuelta ser el más rápido de la carrera quizá es algo necesario solo para su ego. Por detrás, 20 segundos de vacío entre él y Massa y alguna acometida de Button sobre el local Kobayashi, que resiste sin arrugarse, con el respaldo de todo el aforo de Suzuka vibrando ante la posibilidad de ver a uno de los suyos en el podio.
Cuando lo consigue y hace su aparición triunfal para encaramarse en el tercer peldaño, una gozosa sacudida telúrica estremece a este pueblo, acostumbrado a vivir y sobrevivir sobre mares de lava.
Con cinco Grandes Premios todavía por delante y 125 puntos en disputa sería muy imprudente cualquier vaticinio. Lo que muestra el tablero es la total recuperación de las cualidades que hicieron a los Red Bull invencibles en 2011. McLaren es una incógnita en su nueva situación y Räikkönen sigue estando sin estar. Por delante, Fernando Alonso continúa líder provisional, reducida su fortuna a solo 4 puntos de ventaja sobre Vettel y quejándose educadamente de la falta de evolución de su Ferrari F2012, un “cavallino” para ganar carreras de resistencia, pero falto del genio necesario para ser un relámpago que le aleje del terremoto.