Tengo en mis manos el número de Marzo de 1977 de “CRITERIUM Federación Sport”, una vieja revista de “Automovilismo, Motociclismo y Naútica” que ha traído a mi memoria algo que fue importante en mi vida y ha desatado el recuerdo de una época que El Abuelete del M3 vivió con toda intensidad.
“A Montecarlo con Seis Peniques y los Taxis” no era una propuesta “low cost”. Básicamente porque, en aquella época, era misión imposible intentar entrar en el Principado con solo “seis peniques” en el bolsillo a bordo de un “Taxi” español. Con lo que nos “querían” en aquel momento, el “guardia de la puerta” te invitaba muy cortés a volver por donde hubieras llegado (Moyenne o Grand Corniche).
Sin poder acercarte siquiera a la puerta del “Casino de la Societé de Bains du Mer”, ese lugar donde cada noche, presuntos magnates, con el Lamborghini Countach aparcado en el inmediato Hotel París, se dejaban en los bolsillos del Príncipe Rainiero cantidades indecentes de dinero ganado por cualquier procedimiento, cosa que no le preocupaba lo más mínimo al citado guarda de la puerta del paraíso monegasco.
Pero no era eso, “Pub Seis Peniques” era un lugar de moda en Madrid donde, además del mejor “Irish Coffee” del mundo, se respiraban octanos desde que entrabas por la puerta.
Yo tenía “algo bastante” que ver en ello y los “Taxis” españoles eran los SEAT del equipo de Competición de la marca, que comandados por Juan José Pérez de Vargas y la dirección técnica del ingeniero de SEAT, Vicente Aguilera, estaban comenzando a salir a competir en rallyes europeos con buenos resultados y se habían atrevido a intentar la aventura de participar en el Rallye de Montecarlo, el más prestigioso del mundo en aquel momento.
Pilotados por Antonio Zanini y Salvador Cañellas (tanto monta) fueron protagonistas que supieron enfrentarse, los dos años que coincidí siguiéndoles, con lo mejor de la profesión. Y si en la edición del 76 obtuvieron resultados muy dignos, en la del 77 brillaron con luz propia, midiéndose con los más grandes y venciéndoles a casi todos. Pero, vayamos por partes.