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Zona límite » Carreteras con encanto

En la cumbre del Pico Veleta

Escrito por: Jorge Silva - 19 marzo 2012

Si Boabdil recuperara la vista y el aliento, si Granada pudiera recuperar la presencia del último rey nazarí, la subida al Veleta estaría hoy abierta al tráfico. Otra cosa es que pudiéramos alcanzar la cumbre con un Lexus IS F, como hemos tratado de hacer. La frustración no nos ha llevado a arrancarnos los ojos: sin ellos no podríamos contemplar Granada de noche.

Unas cuantas horas para llegar, apenas unos minutos para decidir. Granada delante, el Veleta allí arriba. Y una carretera milagrosa, que asciende casi 3.400 metros en un abrir y cerrar de ojos. De la orilla del mar al techo peninsular ibérico en un recorrido brevísimo, característica que hace de estos parajes una sorpresa inmensa, un repertorio variadísimo de colores y temperaturas, en fin un escenario único para probar motores y analizar vehículos completos.

Llegar a Granada tiene su miga. Desde el norte, casi todos los caminos nos abocan a la N-IV, una autovía que ya no está en su mejor forma y que, si faltara algún adorno, acapara para sí sola el mayor abanico de limitaciones específicas de velocidad. Una carretera con limitaciones intermitentes, extemporáneas e incomprensibles, cuajada de radares y trampas, desamparada del buen sentido. Una derrota, un fracaso de carretera, una ruta desesperante, en la que los “puntos negros” parecen, más que un imprevisto, un logro deliberado. No se evita catástrofe alguna, sépalo quien tenga que saberlo, atravesando a 50 km/h lo más bonito, previsible y seguro del camino: el paso de Despeñaperros.

Granada al fin, pese a todos los obstáculos de la tierra y el firmamento, merece siempre la pena, y hasta allí hemos llegado, buscando su perfume, las viejas fuentes del Albaicín, el agua cuesta abajo junto a la Alhambra, el rumor de conversaciones eternas en el Sacromonte, y toda la Luna.

En nuestros periplos cuesta arriba solemos coincidir con senderistas y aficionados a la bicicleta de montaña. Hoy sólo hemos tenido que disputar el territorio a rebecos y esquiadores despistados, a deportistas sin pista. No había pista tampoco para nuestro Lexus IS F, con el que habíamos programado una ascensión al Pico Veleta. Una cumbre que deseábamos poner a tiro de un nuevo aspirante a la cima. Pero no ha sido posible, y nos hemos quedado atolondrados al pie del gigante blanco.

La montaña mágica no nos ha fallado. Han sido las leyes de los hombres y su terquedad, han sido las vallas y las prohibiciones necesarias. Pues no es cuestión de permitir que todos cuantos se presenten al pie del Veleta con un Lexus IS F puedan coronar impunemente la cumbre.

 

NOTA: Nuestro agradecimiento infinito para Alex Puyol, cuyas espectaculares fotografías nos han permitido reflejar al detalle el encanto y la magia del Pico Veleta y la sierra granadina de La Alpujarra.



Nota: Los precios reflejados en esta información corresponden a la fecha de publicación.

  • 2 comentarios

    • Loro F dijo:

      Pues de ahí viene mi F!!! Es el coche de mis sueños!

    • El Abuelete del M3 dijo:

      Gracias Jorge ,me acabas de revivir las mismas sensaciones que tuve la suerte de disfrutar a bordo del M-3 E-36 a finales de verano de 1997. Los mismos paisajes, las mismas curvas y unas fotos preciosas, con el coche en el punto más alto de esa carretera prohibida y el Pico Veleta al fondo.

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